¿INDIOS O GOBIERNO CRIOLLO DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN?
Y los que se fueron y ya no tienen territorio? ¿Y los indios que van a la ciudad? ¿Tienen los pueblos indios derecho a la modernidad o, para ser indio, se tiene que ser forzosamente del pasado? ¿Y los que ya son profesionistas o universitarios? ¿Esos ya no son indios porque dejaron la forma rústica de vivir, las labores de subsistencia y la vida marginal?
Está cambiando en el país la ubicación de los pueblos indios; la migración es masiva e incesante y si somos modernos, avanzados y demócratas, tenemos que pensar que cada uno se mueve con sus propios derechos y no los deja en el lugar de origen; si negamos los derechos de los indios y comunidades que se constituyen fuera de los territorios originales, estaríamos pensando que no sólo estamos hablando de igualdad, sino de reafirmar la idea criolla de que los indios son parias con derechos como ciudadanos, pero sin derechos como naciones culturales.
La visión extendida y consolidada por el criollismo considera indios sólo a los que pertenecen a la comunidad originaria, atándolos al territorio natural. Atar a los indios, para ser indios, a un territorio como condición esencial es el principio de la visión segregadora impuesta por los criollos, la ideología excluyente del mestizaje que niega, la doble vertiente que para su falsa justicia no reconoce desigualdades y para su falsa cultura sólo reconoce una: la criolla, de habla castellana. Aunque parezca increíble, el sólo hecho de hostigar a las mujeres de la etnia yaqui por parte de locatarios del mercado municipal y autoridades municipales, es una visión y una forma de actuar racista.
Hoy, los indígenas emigran y consolidan sus costumbres pese a haber perdido el territorio y haber emigrado a las ciudades y centros urbanos del país; en California, las migraciones indias de México defienden su integridad y todos son castigados, incluso por los etnólogos, por haber salido del territorio y no comportarse con la idea clásica que tenemos de los indios: verlos de lejos, produciendo artesanías; el criollismo como ideología y hegemonía nacional no está dispuesto a reconocer los derechos de las otras 54 naciones que hay en el país y que son base y sustento de la soberanía nacional, pues de ellos depende parte de la raíz cultural y el componente, que al fusionarse y crear el mestizaje, nos hace distintos y específicos como nación. El criollismo no está dispuesto a reconocer los derechos ni de los que se quedaron, ni de los que se fueron y no piensan regresar. Para el criollismo, un indio que maneja una computadora ya no es indio, es un tránsfuga, un moderno, pero ya no es un indio. ¿No es eso segregación cultural?
En pocos años los que se fueron serán mayoría frente a los que se quedaron. Los que se fueron son para el criollismo miserables sin patria en las ciudades y, sin embargo, cuando un extranjero llega a la ciudad de México con lo que se encuentra en sus calles, mercados, plazas, colonias, el comercio, el abasto, la música, son las miles formas de expresión india. . ¿Tienen estos indios derecho a su cultura, aunque ya no tengan y hayan perdido su territorio? El criollismo no ve indios en las ciudades; a los que ve los considera desertores de sus pueblos y los desprecia, pues los indios deben estar concentrados en sus lugares de origen subsistiendo y haciendo artesanías.
Hay que revisar la reforma constitucional sobre los derechos indios , plasmados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y en las leyes estatales y municipales de todo el país para entender el alcance de los derechos indígenas.
Racistas, es lo que son las autoridades municipales de Guaymas que no han valorado que de los ocho pueblos yaquis, seis pertenecen al municipio.