GUAYMAS ¡¡ BAH !!

LA DESLEALTAD POLÍTICA

Estamos presenciando en estos últimos días , en el gobierno municipal el derrumbe anticipado de un gobierno que no fue. La «jefa» se fue. No ha encontrado la forma de su regreso hasta que no tenga las condiciones necesarias para hacerlo

Lo que se ve desde la superficie como desbandada es en realidad una abdicación, abandono y naufragio de la lealtad hacia la presidente municipal, ahora que ésta no les garantiza seguir haciendo de las suyas y seguir gozando de los privilegios que les brinda el poder,. Y como en toda deslealtad política, se agazapan para esperar que llegue el otro a seguir garantizando la impunidad y los actos de corrupción. Cada vez es más claro y notorio que el abandono de la nave nodriza al barco del gobierno municipal es muestra de la debacle. Suele suceder, se van, después de ver como el barco se hunde , van y ofrecen su lealtad al siguiente. Cambian de lealtad.

La alcaldesa nunca imaginó que tan profundo le resultaría el problema en el que se metió. Le dio y entregó todo al cuñado Santiago Luna, verdadero responsable de todas las desgracias. Permitidas por ella, claro, Ella lo avaló. siempre y cuando éste le garantizara frivolidades y acciones superfluas. A la alcaldesa desde adentro de su estructura de grupo faccioso se le reventó todo. No fue ni siquiera de la ciudadanía que le tiene una plena y total desconfianza , por su modo de proceder.

Lo profundamente grave es que esa transformación no significa cambio alguno para la ciudad, sino el triunfo de la derecha, el conservadurismo, el resentimiento y las venganzas. Por su naturaleza, Sara Valle y su gobierno son lo que parecen: sectarismo, demagogia, corrupción y prácticas de gobierno que los han alejado de la ciudadanía y los intereses sociales. Ambos representan sus propios errores cometidos durante estos diez meses Los errores de la incertidumbre en la actuación ante las demandas de los ciudadanos.

Por eso, la alcaldesa tuvo dos posibilidades mas que interesantes: una competencia simulada; y la otra, la posibilidad de una alternativa de reconstrucción del proyecto democrático que originó 1997. Esos principios que debieron haberse aplicado a la ciudad de hoy, reconstruyendo la memoria y el futuro.

El final desparpajado del actual gobierno y los altos grados de incertidumbre política que dominan, son los entretelones para el desarrollo del oportunismo y la avanzada de la entrega de la plaza por los adelantados.

Hacia allá van los deslealtades. Y Sara Valle, la alcaldesa, debe saberlo.

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