MILITARIZANDO LA POLICIA
Otra ilegalidad mas del gobierno de la cuarta transformación que encabeza la alcaldesa Sara Valle Dessens. Ahora fue el nombramiento del militar para comisario de Seguridad Pública, aún cuando la Constitución de nuestro país y las leyes al respecto lo prohíben. Cada día mas, existen elementos de ingobernabilidad, por su fractura en el servicio de seguridad pública y pérdida de la integridad territorial. Guaymas se encuentra ante una nueva disyuntiva histórica: democracia y justicia o salida autoritaria.
La visión autoritaria conservadora busca fortalecerse, ante el desprestigio que anula las opciones electorales; la defensa de un sistema de partidos basado en la transferencia de fondos públicos a ganancias privadas de los monopolios mediáticos y el clientelismo; una movilización indignada pero sin rumbo, que reniega de la historia, que peligra ante la hegemonía de los que proponen la resta y la exclusión, contra la posibilidad de una propuesta que sume ante la crisis general.
La cuarta transformación se convirtió en una transición en naufragio. Las sesiones se convirtieron en vacíos y desacuerdos que han fomentado en la estructura política, social y económica la ilegalidad, la corrupción y el crimen. Los vacíos de poder acumulados, más las imposiciones y victorias pirricas de la cuarta transformación que encabeza el partido morena y Sara Valle Dessens, han puesto en crisis el estado de derecho y la seguridad de los ciudadanos guaymenses. El orden constitucional ha sido roto. Se ha impuesto como forma de nuevo régimen un sistema corrupto, promovido y tolerado por la misma clase política, desde el gobierno federal y el gobierno estatal, protegidos por la impunidad y un Poder Judicial que no resuelve las denuncias contra las ilegalidades
. En Guaymas se vive una profunda descomposición de las estructuras de gobierno, manifestándose graves problemas de gobernabilidad. El municipio libre no existe más y el sistema de partidos para acceder a las formas de gobierno se encuentra en la misma situación. El sistema de partidos, como sistema de democracia representativa, está agotado. En paralelo, la democracia participativa fue cerrada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y para reconstruir la democracia representativa se necesita de la participativa a través del uso constitucional del plebiscito, el referéndum y la consulta pública, lo cual debería no solo ser ejercido con las leyes actuales, sino también agregado al Artículo 39 constitucional para hacerlo posible como un poder ciudadano práctico frente a los gobiernos fallidos y no una entelequia.
Para encontrar una respuesta a la dimensión de la situación real de nuestro municipio se requiere: Un gobierno de transición. Reconocer por todas las fuerzas sociales, civiles y políticas la severidad y generalidad de la crisis estructural que estamos viviendo. Gobernantes, militares y policías han perdido la visión de que antes que protegerse a sí mismos su tarea es garantizar la seguridad de los ciudadanos y brindarles justicia a los ciudadanos primeramente cosa que no hemos visto y no han sido capaces de garantizar la seguridad y la integración de los ciudadanos, debe haber no solo un cambio de personas, sino de sistemas y estructuras.
Cambiar unas personas por otras, es simple demagogia y sofisma: la única estrategia posible es sumar fuerzas en torno a una propuesta unitaria que surja de la sociedad y obligue a los poderes a un cambio estructural. Y mas cuando el propuesto y nombrado comisario de seguridad publica no reúne los requisitos de ley.
Sin unidad no habrá nada.