GUAYMAS ¡¡ BAH !!

EL GRITO DE LA DEPENDENCIA O EL GRITO SIN INDEPENDENCIA

Hoy es uno de esos festejos inoportunos y obligados, algo así como cuando hay difunto en casa.

Es una fiesta amarga en medio de la crisis más severa que ha vivido la ciudad en medio de la inseguridad galopante que nos aqueja. Alrededor de SESENTA MUERTOS en un año de la administración de Sara Valle Dessens, Mas los «levantados » y desaparecidos que se contarían por montón. Así se festeja la independencia que hoy no existe.

Todos sabemos la gravedad del diagnóstico, pero el enfermo todavía habla y camina; dice que se siente bien, pero agoniza; tiene que salir a gritar al balcón, pero ya no por Guaymas, sino por ella mismo.

La soledad de la alcaldesa y su grupo, la ruptura con los suyos y con la ciudad entera, hacen de la ceremonia del grito un gesto dramático por lo que no supo defender en su momento y en su propia casa. La derrota frente a la sinvergüenzada y a la corrupción que ellos copiaron muy bien y hasta le agregaron nuevas formas, como el nepotismo, el cinismo y la desvergüenza hacia las criticas y críticos

Sara Valle Dessens, solo podrá gritar ¡Viva la Independencia! a la plaza rigurosamente vigilada. Estarán bajo el balcón los mismos. Los ladinos los mismos que como en nuestros pasajes históricos de la historia de México, que seguían a Santa Anna por las calles y le gritaban «Su Alteza Serenísima» y los mismos que salieron a festejar y vitorear en el Zócalo a Victoriano Huerta luego del golpe traicionero contra Francisco I. Madero.

De momentos tan confusos como los que vivimos se alimentan las tragedias. La corrupción, la impunidad y el nepotismo no es un puente, sino un abismo al que ordenan dar un paso adelante. van rumbo al naufragio. Lo único que mantiene a flote al gobierno actual, estando tan debilitado y desprestigiado, es la falta de una alternativa que no solo lo sustituya, sino que lo cambie.

Este gobierno de la cuarta transformación no tiene amigos. Tiene enemigos y los tiene internos que han optado por ser invisibles, pues quisieran que cayera, pero sin que se vea la mano que lo empuja.

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