POR UN FRENTE CULTURAL
En tiempos de crisis de identidad como la nuestra frente a la globalización y nosotros mismos la cultura es fundamental y va de la mano con el desarrollo urbano, la administración de los recursos, la calidad de vida, la planeación y el crecimiento de la ciudad con inclusión y democracia.
Cuando se habla de restablecer el tejido social, se trata de buscar reconstruir la comunidad y para eso se requiere fortalecer los bienes culturales, los espacios públicos y la inversión en la promoción cultural. Un frente cultural como política pública es necesario para reconstruir los presupuestos y recursos destinados a la cultura, focalizándolos y no confundiéndolos con “actividades recreativas, deportes y desarrollo social” como hasta ahora se hace.
El crecimiento y la eficiencia del presupuesto para el desarrollo cultural debe aplicarse concretamente y sin discrecionalidad a la formación, a crear centros que detecten en cada barrio y comunidad los talentos artísticos de niños y jóvenes; que rescate el conocimiento de las personas mayores y ofrezca formación cultural para la superación personal. La fiesta es importante, pero no puede ser el eje principal de una política pública cultural. Lo fundamental es la formación, la academia, la promoción de la cultura, territorializar su desarrollo y expresiones. Junto a ello, viene la recuperación del espacio público para las artes
la mezcla de espacio público con actividad cultural genera libertad de expresión, formación de ciudadanos integrales y democracia. Es una tarea que requiere de la coinversión, la gestión común, la alianza, la creatividad y que debe plantearle a toda la sociedad, los colectivos para el arte, los promotores y a la comunidad artística y cultural, la necesidad de reconstruir el presupuesto para la cultura. La cultura debe formar jóvenes críticos con su presente, creativos, alegres, irónicos, inconformes. Su espacio de creatividad es el espacio público, la calle, las plazas y las condiciones materiales para reunirse, debatir, leer, tocar música sin ser molestados. En el espacio público no convergen la cultura y el autoritarismo. El verdadero espacio seguro es con cultura.
Se propone un reglamento municipal de Fomento a la Cultura y que en el presupuesto de egresos se destine un porcentaje a la cultura, estos recursos se hacen invisibles cuando no se focaliza y se mezcla el concepto de cultura con la educación, la recreación y los deportes.
Sin cultura no hay identidad. No es lo mismo educación que cultura. No significa igual, cultura que entretenimiento.