ENTRE FEMINISMO Y HEMBRISMO
CIRCO
No es lo mismo ser feminista que ser hembrista. Mientras las feministas entienden la diversidad como la base de la igualdad, las hembristas intentan homogeneizar a todas las mujeres para exigir solidaridad. Ser feminista declarada, implica haber pasado por un proceso personal y saben que tomar decisiones libres depende de herramientas a las que no todas las mujeres tienen acceso, aunque deberían de tenerlo.
Las feministas saben que una mujer no puede definirse a sí misma por el mero hecho de tener un útero y ser capaz de reproducirse, por eso la maternidad elegida se convierte en un gozo y en una tarea de gran importancia, porque de ella depende criar seres humanos, hombres y mujeres, que reproduzcan los valores de la igualdad y paz, personas que sean capaces de negociar conflictos y de conocer y respetar las diferencias, de saber cuando es indispensable rebelarse ante personas y grupos que arrebatan libertades civiles e individuales, o contra aquellos que defienden la violencia como un instrumento de control social y personal. Las hembristas en cambio, exigen la maternidad y el matrimonio como carta de presentación para validar a las otras, y sospechan de aquellas que no sigan los patrones de comportamiento tradicionalmente impuestos por la Iglesia y el patriarcado. A la vez excluyen a los hombres del proceso de crianza por considerarlos naturalmente inútiles.
MAROMA
Las hembristas son esas empresarias o políticas que incursionan en el ejercicio del poder excluyendo a otras. Son en realidad sexistas y generalmente racistas y clasistas (y las hay en todas las clases sociales); hay lesbianas hembristas que son profundamente homofóbicas, particularmente las que desde la política o el poder esconden su lesbianismo no por elección, sino por esa conveniencia manipuladora, típica del patriarcado. En cambio, las lesbianas feministas se auto-validan y son respetuosas, porque saben que su ejemplo ayuda a las más jóvenes a salir de la exclusión y el miedo, a saberse valiosas
TEATRO
Una feminista nunca llamaría al electorado a votar por ella por ser mujer. Y no lo haría justamente porque se enfocaría en sus habilidades, conocimientos, preparación y convicciones para ganar por razones mucho más trascendentales y válidas que el haber nacido mujer. Las hembristas aluden al género para resolver o enfrentar el sexismo ante no poder controlar nada.
Basta que usted escuche por veinte minutos a una candidata y a un candidato y sabrá si es hembrrista y simplemente usa a las mujeres, o si en realidad hará lo mejor por ellas, que es lo mismo que promover la igualdad y la democracia.