GUAYMAS ¡¡ BAH !!

DEL 13 DE JULIO DE 1854 AL 13 DE JULIO DEL 2019.

165 AÑOS DESPUÉS.

Así es la historia. No ha terminado el desenlace de un episodio, cuando ya se está escribiendo la introducción de lo que vendrá. Al final de lo que ha sucedido está la vida.

Guaymas, tierra de pasiones y huracanes, bandidos, salvadores, intereses mezquinos se llena de la pasión humana y no pocas veces tiñe con sangre o salpica de lodo cada pagina escrita. Nuestra verdadera historia es la historia de nuestras comunidades, barrios y colonias y para ello ha encontrado a veces conductores generosos, en otras ha elegido como capitanes a locos y hasta el resentimiento es una fuerza que mueve y construye esperanzas en una realidad de grandes injusticias.

Guaymas, como muchas ciudades con historia, no ha visto aún su hora y forja su verdadero destino, une fuerzas, construye experiencias y se sobrepone construyendo tras cada batalla un preludio. Un prologo de las historias que va cerrando. El pensamiento humano es hoy mediático y pretende no solo ocultar, sino justificar los peores fines y, por ello, en la política escasea la critica.

Las definiciones se han hecho trampas manipuladoras y sin contenido. Hoy se puede plantar un bandido a la mitad de un foro y declararse de izquierda, para que sus culpas sean lavadas y hasta aplaudidas. Se ganan batallas y se participa en guerras que resultan carnavales y ni siquiera llegan a ser guerras floridas. De los rompimientos totales y las mayores acusaciones se pasa a los abrazos tras los escenarios. Ha habido tantas cosas buenas que luego han tratado de desvirtuarlas y solo ha quedado un mar de incongruencias entre el insulto publico y el abrazo privado.

La idea de la historia es como un edificio en permanente construcción que a veces recibe golpes y que tenemos que reconocer a quienes a quienes construyen y a quienes piensan que son los conductores únicos que harán y escribirán la historia y que al final, a la hora de las dificultades no forjan, sino destruyen y en vez de pensar por el avance colectivo, se busca como objetivo y razón que son los únicos.

Se inventan monstruos horribles solo para ocultar a los verdaderos: los de la continuidad. . Por eso, urge empezar a levantar la construcción modesta de nuestra verdadera causa. La tarea es reconocer la cauda de errores y hacer de lo inexplicable, lo que nos de experiencia.

En las batallas de nuestro Guaymas hasta los pícaros abonan, pues las aspiraciones no se mueven como coros celestiales y, por ello, la historia son muchas historias, muchas raíces que al final construyen la rama y dan la gran sombra.

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