LA INDOLENCIA
Es el Ayuntamiento de las victorias pírricas y una mayoría de regidores agazapada: el problema es que no saben qué hacer con ella y mejor se escurren, haciendo de su victoria un hecho vergonzante.
Pareciera que el común denominador del resultado es la insatisfacción, pues hasta los que sorprendieron con sus votos no pueden aceptar que avanzaron y se refugian en la corrupción, porque de lo contrario, aceptar, podría considerarse traición.
Aún cuando la cuarta transformación ganó en Guaymas, se han dedicado a ganar las votaciones y hacen de ese triunfo o victoria pirrica lo mas grande que han logrado, mientras Guaymas se hunde en el retraso de todo. Nada para nadie. Los corruptos quedaron con las manos vacías y no tienen nada. No controlan. La nueva mayoría no saben hacia dónde decidir y que cobra vesículas biliares luego de la tensión y las jornadas de insultos, incapaces de generar consensos y alternativas.
A casi once meses de la cuarta transformación, la ciudad está agotada de sus mentiras y matanzas. Sin embargo no se siente recomposición y perspectiva, sino tensión y desasosiego. En septiembre vendrán los rituales políticos e históricos de los que ahora dicen representarnos. El error repetido es que todo lo hacen al margen de la sociedad que les votó y designó.
Los ganadores no quisieran acordarse, pues la suciedad y el derroche es tan grande y escandaloso, que es mejor pasar por alto la victoria pírrica a falta de vergüenza.
Ante tanta ilegalidad, victorias pirricas e indolencia, este gobierno de la cuarta transformación que encabeza Sara Valle Dessens, tiene garantizada la derrota y el fracaso.